Jardín de Infantes Monigote DIPREGEP 1860 Educación Primaria DIPREGEP 2403 Educación Secundaria DIPREGEP 6667

El instituto González Catán, considera necesario no dejar atrás el legado de su origen, asume su historia como una fuente de inspiración para la construcción de un modelo de vida y de desarrollo integral humano, solidario y sostenible en el contexto de una sociedad en crísis.

"Sola la necesidad produce cambios duraderos"
JEAN JACQUES ROUSSEAU.

En sus inicios el Instituto González Catán comenzó como un Jardín de Infantes, llamado “Monigote”, el cual abrió sus puertas el 15 de marzo de 1982 en el predio ubicado en la calle Simón Pérez 6067 de la localidad de González Catán.

Anteriormente en ese lugar funcionó una colonia de vacaciones que dio origen al Jardín de Infantes.

El inmueble constaba de un terreno de 1875 m2 arbolado con frondosos pinos, casuarinas y árboles frutales, una pequeña casa con galería y patios de cemento.

Como en un principio la construcción fue destinada a una casa de fin de semana, tenía una gran pileta de natación que fue cercada para evitar que los niños ingresaran a ella, mientras se encontraban en el jardín.

La propietaria de la casa de fin de semana, Sra. Mabel Yolanda de Torres de López, en aquel entonces se desempeñaba como directora titular del Jardín de Infantes N° 905 de la localidad de González Catán y sabía de la necesidad de creación de más jardines en la zona, ya que los existentes no cubrían la demanda de alumnos en edad preescolar.

Consultó a dos colegas que trabajaban con ella en el jardín y las invitó a acompañarla.

Se iniciaron los trámites de rigor (autorización de apertura, habilitación municipal, etc.), se compró material didáctico, se encargaron al carpintero Sr.Chindamo (padre de alumnas del Jardín N° 905 ) las mesas y sillitas. Los arreglos de albañilería estuvieron a cargo del Sr. Chaparro.

Se eligió el modelo de guardapolvo: pintorcito azul con el bolsillo y cuello blanco con pintitas azules.

La mamá de una alumna llamada María Eugenia Moggio tenía una tienda en el centro de González Catán y se ofreció a hacerlos y vendérselos a las madres.

Llegó marzo, y esa enorme casaquinta se llenó de niños. La idea era abrir el Jardín solamente en turno tarde, pero la cantidad de alumnos inscriptos, hizo que funcionara también una sala por la mañana.

Al llegar el invierno muchos nenes desertaron y la salita de turno mañana se tuvo que cerrar.

La señora Mabel de Torres de López era la Representante Legal y Preceptora, la señorita Silvia Montoya era Directora con sala a cargo, y todas eran auxiliares, ya que como el Jardín no estaba subvencionado y por la realidad socioeconómica de la zona que impedía cobrar cuotas altas, el dinero recaudado no alcanzaba para contratar a una persona que hiciera la limpieza.

Aunque el edificio se encontraba a pocos metros de la ruta 3, estaba aislado de todo indicio de civilización: no había teléfono a menos de diez cuadras, no había gas natural, ni reparto de tubos, la calefacción consistía en estufas a kerosene y una cocinita con garrafa servía para hacer el mate cocido, no pasaba la red cloacal, ni el agua corriente, la misma se extraía de una perforación con un motor eléctrico y debido a fallas del suministro de SEGBA, más de una vez no había luz ni agua. Ante todas estas adversidades las docentes ponían “buena cara” y realizaban sus tareas con amor y dedicación.

Durante el año 1986 se comenzaron las obras de construcción de la Escuela Primaria, luego de haber hecho una encuesta entre los padres del Jardín Monigote, sobre el interés de enviar a sus hijos a la nueva escuela.

Todos los papás coincidieron en la conveniencia de la continuidad de los estudios en la misma institución, ya que conocían el trato, el respeto hacia los padres y alumnos y la calidad de enseñanza.

Se convocó para el primer tramo de construcción al albañil que siempre trabajó en el Jardín, Sr. Chaparro, construyendo así tres salones, baño de docentes y baño para alumnos. Desapareció la pileta que estaba en el hermoso terreno y se convirtió en patio.

Al hacer la inscripción creíamos que se abriría una sección, pero fue tal el alumnado, que de entrada funcionó un primer grado en cada turno.

La Sra. Mabel de Torres era la Directora del Jardín, por lo tanto no podía ocupar ese cargo en primaria, de modo que le ofreció el puesto a la Srta. Adriana Viora, que en ese momento se desempeñaba como maestra de sala celeste en Monigote. La Srta. Adriana aceptó, y juntas comenzaron a proyectar el año venidero, el cargo directivo sería con grado a cargo.

Como docente de turno mañana se nombró a la Sra. Andrea Freccero.

En marzo de 1.987 los salones estaban terminados, los muebles relucientes y los alumnos impecables con los guardapolvos azules, elegidos así para continuar con los colores dispuestos hace unos años atrás para el Jardín.

En el mes de mayo la Sra. Andrea comunicó que iba a dejar el grado por razones particulares; ante tal situación y para no perjudicar a los niños poniendo una maestra desconocida, la Sra. Mabel renunció a la Dirección del Jardín Monigote por el resto del año, y tomó el grado.

Los alumnos eran casi todos ex alumnos del jardín, así que conocíamos a sus padres y se hizo un grupo muy ameno entre alumnos padres y maestras.

Al comenzar una escuela deben pasar varias inspecciones ante de ser reconocidas, así que varias veces durante el año, recibimos la visita de la Srta. Ana María Sánchez, la Inspectora del área, quien siempre nos felicitó por la labor cumplida y nos alentó a continuar.

Al finalizar el ciclo lectivo vino a tomar los exámenes de promoción y pasaron todos a segundo grado.

La escuela no contaba con la subvención estatal, de modo que poder solventar los gastos y sueldos solamente con el dinero ingresado por cuotas, era casi imposible.

El tener un buen concepto por parte de la Inspectora servía de mucho para conseguir el subsidio, y sabíamos que contábamos con el apoyo de ella, dado lo contenta que estaba con el nivel de rendimiento de los alumnos.