Jardín de Infantes Monigote DIPREGEP 1860 Educación Primaria DIPREGEP 2403 Educación Secundaria DIPREGEP 6667

Instituto González Catán

Proyecto Educativo Institucional

Nuestro proyecto educativo institucional contempla entre sus fines “fortalecimiento de relaciones multidireccionales basadas en la solidaridad, la tolerancia, la justicia y la equidad” y la necesidad de trabajar en una educación “para la participación, para el respeto de los derechos, para la aceptación consensuada de las obligaciones (…), para la libre elección y la decisión responsable para construir en el acuerdo y/o en el disenso”

Fundamentos

Consensuamos las siguientes dimensiones:

• Lo Ideológico: Actuar inspirados en los valores que defendemos, en procura de contribuir a la formación de personalidades autónomas, no sometidas a la “obediencia debida”, sino capaces de discernir lo justo y lo honesto, el vínculo esencial entre lo individual y lo colectivo, el ámbito real de la paz y la justicia, el imperio absoluto de la dignidad del hombre y de los Derechos Humanos. “UNO NO SIEMPRE PUEDE HACER LO QUE QUIERE, PERO SIEMPRE TIENE EL DERECHO DE NO HACER LO QUE NO QUIERE”

• LO SOCIAL: “Pertenecer”, “sentirnos parte”, “ser incluidos”, son anhelos constantes del ser humano. El aprendizaje de “lo social” abarca un complejo proceso que parte del logro de la “autoestima”, continúa en la conquista de la” estima y reconocimiento” del otro, incluye la “tolerancia de lo diferente” y la “solidaridad con los demás”, y si bien se trata de una construcción constante, individual y colectiva, podemos decir, que se define en las personas que participan y se comprometen con la realidad en la que viven y día a día, desde lo “micro” que es lo personal: familia, amigos, escuela, comunidad…, hasta “lo macro” que abarca el país, el mundo…

• LO PEDAGÓGICO: Es imprescindible e ineludible aprender a valorar el conocimiento. Necesitamos apropiarnos de los “saberes” que nos sirven para comprender la realidad que nos rodea y que nos permiten actuar sobre y en ella; para sentirnos parte del conjunto social, para participar y comprometernos en las transformaciones; para tener el derecho de reclamar y peticionar y, en fin, para no dejar nuestra conciencia librada a manipulaciones .

Por eso, la función primordial de la Escuela sigue siendo “enseñar para aprender” el trabajo intelectual serio, metódico y responsable, pero creativo, estimulante y generador de iniciativas y proyectos, debe ser la estrategia en la que se funda el proceso enseñanza-aprendizaje.

De estos fundamentos derivan los fines, verdaderos indicadores del “Para que” de nuestros proyectos, decisiones y consensos”

Mensaje de la Directora a la Comunidad Educativa.

Quien dice “Hay que saber convivir”, en realidad no sabe nada. Sólo adivina. Quien dice “Hay que intentar convivir”, en realidad no intenta nada. Sólo tantea. Quien dice” Hay que aprender a convivir”, en realidad está lanzando el gran desafío de estos tiempos. ¿Por qué? Porque, por un lado reconoce que el convivir se aprende y que como todo aprendizaje requiere de condiciones previas para poder realizarse. Por otro lado, supone que el convivir deriva de la transformación esencial del ideal impúdico del individualismo a ultranza, que sólo acepta lo “colectivo” para satisfacerse a sí mismo. ¿Cuáles son esas condiciones necesarias para lograr un cambio tan profundo?

  • RECONOCER QUE EXISTE EL “OTRO”, TAN DIFERENTE, TAN ÚNICO E IRREPETIBLE COMO YO.
  • ACEPTAR QUE ESE “OTRO” SE DIFERENCIA DE MÍ, PERO QUE TAMBIÉN SE PARECE A MÍ.
  • VALORAR EL VÍNCULO QUE PUEDE ESTABLECER CON ÉL.
  • DESEAR HACER, PENSAR Y ACTUAR CON ÉL, PARA PODER COMUNICARNOS.
  • APRECIAR EL HECHO DE QUE ESTÉ CONMIGO Y YO CON ÉL.
  • DESCUBRIR QUE NUESTRAS IDENTIDADES INDIVIDUALES NO SE DILUYEN “SABIENDO” ESTAR JUNTOS. SINO QUE SE COMPLEMENTAN.

Por todo esto, el “aprender a convivir” implica un “querer aprender a convivir”, que expresa la convicción inquebrantable, y hasta diríamos obstinada, de que es posible una mejor forma de vivir.

La pregunta de hoy es: ¿la escuela puede enfrentar este desafío?

Si respondemos que SÍ, que puede hacerlo porque sabe enseñar y siempre lo ha hecho, estamos cayendo desde el vamos en una falacia. ¿Sólo el “otro” puede y tiene que aprender? ¡NO!

¡NO! Aprendemos todos o no aprendemos nada. Y para aprender todos, este aprendizaje lo debemos construir entre todos. Y esa totalidad, en este caso, somos la comunidad educativa de esta escuela: las familias, sus hijos que son nuestros alumnos, los representantes legales los directivos, los profesores, los preceptores, los auxiliares, los vecinos, otras instituciones…

Sabemos que la esperanza es valiosa y que posee una cualidad casi “mágica”, que siempre ayuda a destruir escollos; pero también sabemos que son la generosidad, la solidaridad, el ansia de justicia, el profundo respeto por la vida

Y al fin, el coraje, los que permiten al hombre trasformar las esperanzas en logros y engendrar, a partir de lo logrado, nuevas esperanzas.